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23 julio 2014

Pequeños libros con grandes historias. Shaun Tan.



Shaun Tan nació en 1974 y creció en un barrio residencial al norte de Perth, Western Australia. En el colegio lo conocían como «el que dibujaba bien» lo que compensaba en parte el hecho de que siempre fuera el último de la clase. Se licenció en la universidad de WA en 1995 con matrícula de honor ex aequo en Bellas Artes y Literatura Inglesa y actualmente trabaja a tiempo completo como artista y autor freelance en Melborune.
Shaun empezó a dibujar y a pintar ilustraciones para historias de ciencia ficción y de horror en publicaciones menores cuando era adolescente y desde entonces se ha hecho famoso con libros ilustrados que tratan temas sociales, políticos e históricos mediante su imaginario surrealista y onírico. En esta entrada os hablaré de mis 4 libros favoritos de Shan Tan: 


El árbol rojo


El árbol rojo es un libro que puedes abrir por cualquier página, puedes leerlo al revés o en el orden habitual y contemplar durante el tiempo que haga falta cada ilustración. Nos enseña una serie de paisajes que tan solo quedan conectados por un mínimo de palabras entrelazadas formando frases que acompañan a una silenciosa figura de una chica pelirroja que siempre aparece en el centro y con la que el lector está invitado a identificarse. Es una historia para esos días que parece que la esperanza se desvanece y que los problemas pesan más que nunca. Es para esos días que parece no existen las luces ni las sonrisas, esa sonrisa que encontramos al leer la última página del árbol rojo. La mínima historia que pueda haber allí pretende recordamos que, que del mismo modo que tenemos inevitablemente sentimientos negativos, siempre debemos mantener la esperanza para mitigarlos.  


 "Al principio se levanta y encuentra un montón de hojas oscuras que caen del techo de su dormitorio y amenazan con aplastarla silenciosamente, con abrumarla. La chica vaga por una calle, a la sombra de un pez gigantesco que flota por encima suyo. Se imagina a sí misma atrapada en una botella encallada en una playa solitaria, o perdida en un paisaje extraño. Se encuentra en un pequeño bote entre grandes barcos que están a punto de chocar y, a continuación, encima de un escenario frente a un público misterioso, sin saber qué hacer. Cuando parece haber perdido toda esperanza, la chica vuelve a su dormitorio y descubre un pequeño brote rojo en medio del suelo de la habitación, que pronto crece hasta convertirse en un árbol rojo lleno de vitalidad que llena su cuarto con una cálida luz".


 

La cosa perdida 


La cosa perdida es una historia humorística sobre un chico que descubre una criatura de aspecto extraño mientras recoge tapones de botellas en la playa. La parece que está perdía e intenta descubrir a quién pertenece, pero el problema es recibido con indiferencia por el resto de la gente, que penas advierten su presencia. Nadie se muestra dispuesto a ayudar, cada uno a su manera: extraños, amigos, familiares... todos rehusan prestan atención a esa interrupción inesperada de sus respectivas rutinas. A pesar de la simpatía que le despierta, el chico lamenta la desventura de la criatura y hace lo posible por encontrar el lugar que le pertenece. 

El cuento se presenta como una divertida historia sin sentido que pronto se convierte en una fábula sobre todo tipo de preocupaciones sociales, con un final bastante ambiguo. El autor cuenta que le interesó la idea de una criatura o persona que realmente no procediera de ninguna parte, ni que tuviera ningún tipo de relación con nada, que simplemente estuviera «perdida». La criatura existe para crear un contraste respecto al mundo en el que habita y es enigmática, gratuita, desproporcionada y aparentemente no tiene ningún sentido. Representa todas esas cosas que la burocracia no puede comprender, por lo que no es digna de su atención. Al tratarse de una curiosidad, sólo es efectiva si la población siente esa curiosidad, pero no es así, porque la gente siempre está «demasiado ocupada» en cosas más importantes. 



Los conejos 


Los conejos, escrita por John Marsden, es en parte una fábula alegórica sobre la colonización, contada desde el punto de vista de los colonizados. Un narrador invisible describe la llegada de «conejos» con gran detalle, un encuentro que al principio es amistoso y curioso, pero que más adelante se torna sombrío hasta el punto de que parece evidente que los visitantes son, en realidad, invasores. El estilo del libro es deliberadamente escaso y extraño, tanto el texto como la imagen expresan un sentimiento general de desconcierto y ansiedad a medida que las criaturas nativas, parecidas a numbats, son testigos de una devastación medioambiental bajo los engranajes de una nueva cultura extranjera.


Emigrantes


Lo que se cuestiona el autor es el «problema» de la pertenencia que a veces puede llegar a ser más una pregunta existencial básica con la que todo el mundo debe enfrentarse de vez en cuando, e incluso puede de forma regular. Dice el autor que “aflora especialmente cuando las cosas «van mal» en nuestra vida cotidiana, cuando algo desafía nuestra cómoda realidad o nuestras expectativas, típicamente coincide con el momento en el que empieza una buena historia, es un buen combustible para la ficción. A menudo nos encontramos en realidades nuevas, una escuela nueva, un trabajo nuevo, una relación nueva o un país nuevo, y alguna de esas cosas sugiere algún tipo de reinvención del sentido de «pertenencia».” 

El libro en sí trata de esas personas que se sienten extraños en una tierra extraña, ese sentimiento al que muchas personas por diversas causas se han tenido que enfrentar y se siguen enfrentando en todas partes del mundo. La historia trata sobre alguien que debe abandonar su casa para encontrar una nueva vida en un país desconocido en el que el día a día se convertirá en un reto, donde hasta los detalles más básicos de la vida cotidiana pueden resultar extraños o confusos, eso sin contar con el tremendo obstáculo que resulta el idioma. El cuento está basado en historias de emigraciones masivas para recordarnos que este fenómeno es una parte fundamental de la historia de la humanidad, tanto en la antigüedad como en un pasado más reciente. Esto es lo que nos trasmite la secuencia de imágenes a modo de álbum ilustrado sin palabras que llenan las páginas de este libro, que no nos deja de invitar a ponernos en la piel del personaje emigrante. Las imágenes “funcionan porque inspiran recuerdos y nos animan a rellenar los huecos del silencio y a animarlos añadiendo nuestra propia narración de la historia”. Lo cierto que es tan solo un libro de ilustraciones, pero ilustraciones repletas de sentimientos e historias que te transportan a las vidas de esos emigrantes...porque todos alguna vez nos hemos sentido extraños en un lugar extraño. 









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